Es una cosa que pasa muy a menudo, que las personas vayan a trabajar y dejen a sus hijos, si los tienen, con los abuelos. Es el caso de Antonio, màs conocido como Toñito.
Despuès de haber jugado en el parque, Toñito almorzò. Despues de almorzar, Toñito se sentia muy lleno, por lo que decidiò echarse en su cama a descansar. De pronto... le vinieron las primeras cuestiones filosòficas de su vida... què soy? por què estoy pensando?... QUE ES LA VIDA?
Asi que, intranquilo por estas cuestiones, fue donde su abuelo el sabelotodo para que le explique. El abuelo sabia todo, claro... "Abuelito, abuelito, què es la vida?"
En ese momento, la abuela se encontraba preparando el postre para la hora del lonchecito: un delicioso queque de plàtano. Esto fue lo primero que el abuelo vio despuès de escuchar la pregunta de su adorado (y muchas veces caprichoso e insoportable) nieto, asi que la usò como fuente de inspiraciòn para responderle.
"La vida, Toñito, es como un pastel", dijo el abuelo. "Se comienza con el ingrediente base... la harina, digamos. Hoy tu abuela comenzò con la harina. La harina eres tù cuando recièn llegas al mundo. Despuès se le añade el huevo... digamos que el huevo es el cariño de tus papàs... y te vuelves una mezcla de harina con huevo. Ya eres algo diferente, eres màs que harina, pero no por eso dejas de ser harina. Pasas a ser harina con huevo. Luego se bate la mezcla... digamos, creces, Toñito. Y mientras vas ceciendo, se le añade un poco de vainilla y azùcar. Supongamos que la vainilla y el azùcar son la educaciòn que recibes y las amistades que haces. Pero tu vas siendo siempre una mescolanza... entiendes Toñito? Nunca eres "harina" y "huevo" y "azucar" y "vainilla". Vas creciendo y vas siendo la mezcla de todo. No puedes diferenciarlo, pero nunca dejas de ser cada ingrediente del cual estàs compuesto.
"Mira Toñito. Ahora tu abuela esta agregando la sal y el polvo de hornear... Digamos que esto todavia no lo has vivido. Lo comenzaràs a vivir dentro de un par de años. Serà cuando crezcas y te vuelvas feo, y te mires al espejo y no soportes tu imagen, no quieras que te tomen fotos porque siempre sales mal, seràs muy desproporcionado... cuando las chicas te choteen, y tus compañeros te dejen en ridiculo hasta el punto de querer llorar; y querràs llorar y lo haràs a solas y escondido... Es como las reacciones quimicas que se producen en la masa que aun no es queque que està haciendo tu abuela. Son reacciones, que si las observas con microscopio, son muy agresivas..."
Para todo esto, la sabia, cinica y cariñosa abuela escuchaba con mucha atenciòn cada palabra que salia de la boca de aquel hombre con el que se casò, pero no decia nada... solo cocinaba. Toñito estaba, como cada vez que le hablaba su abuelo, con la mirada fija en èl y sin distraerse ni siquiera un instante. Estaba entendiendo lo que era la vida, segun las explicaciones del abuelo sabelotodo.
"Despuès, Toñito, viene lo esencial. La caracteristica principal del postre que nos està preparando tu abuela: el plàtano. Una vez que las reacciones quimicas entre los componentes de lo que en un futuro serà nuestro bocadillo del lonche se han calmado, se le agrega nuestro protagonista. Agregar el plàtano, Toñito, es como reencontrarse consigo mismo. Es eso que da sentido a lo que somos, nuestra caracteristica principal, nuestra esencia... Todavia falta mucho para que lo vivas Toñito, pero llegarà el dia en que te mires al espejo y te reconozcas como un ser ùnico producto de una larga preparaciòn... y digas "ese soy yo, y quiero hacer tal cosa". Serà el dia en el cual el queque estarà listo para ser metido en el horno.
"Has entendido la metàfora, Toñito?" Preguntò el abuelo... "Si abuelo, pero hay algunas cosas que no me quedan claras... por ejemplo abuelo, el queque... lo està preparando mi abuela, es ella quien està metiendo todos los ingredientes y los està mezclando con sus manos y sus espàtulas y sus batidoras... mi vida quièn la prepara? si hasta mis papàs son ingredientes... si yo soy una masa, no me puedo batir a mi misma..."
En ese entonces, la abuela metiò el queque en su horno BOSCH ya precalentado a 250 grados y fue a donde su esposo y su nieto. Siempre con una sonrisa misteriosa, de esas que vemos en algunas personas casi siempre y no llegamos a entender por què la tienen, interrumpiò a su nieto: "hay queques bien horneados a los que les encanta contarle cuentos a sus nietos. No te preocupes Toñito, la soluciòn a esos dilemas no te los darà el señor queque sobre el que estàs sentado. Pero crèeme nietecito, este queque de plàtano que comeràs hoy te darà mucho màs respuestas que las que te da el señor queque parlante. No lo podràs dudar, mucho menos de aqui a 20 años.
"Y el queque parlante se equivoca. El plàtano se echa en la mezcla mucho antes que la sal y el polvo de hornear. Elemental! Sino, te quedarìa una cosa espantosa."
miércoles, 25 de noviembre de 2009
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